EL ARQUERO URUGUAYO LUIS MARÍA MAIDANA



Luis María Maidana Silveira (PiriápolisMaldonado, 22 de febrero de 1934) es un exfutbolista uruguayo. Jugaba de golero en Peñarol y fue partícipe del primer Quinquenio del club.

Peñarol


Selección Nacional

Ha sido internacional con la Selección de fútbol de Uruguay en varias ocasiones.

Selección de Fútbol de Uruguay


Clubes

ClubPaísAño
Peñarol Uruguay1950 - 1965

Palmarés

Campeonatos nacionales

TítuloClubPaísAño
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1958
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1959
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1960
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1961
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1962
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1964
Campeonato UruguayoPeñarol Uruguay1965

Campeonatos internacionales

TítuloClubPaísAño
Copa LibertadoresPeñarol Uruguay1960
Copa LibertadoresPeñarol Uruguay1961
Copa IntercontinentalPeñarol Uruguay1961



Copa Libertadores de América - 1961


Copa Intercontinental - 1961

Fotos:




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Hablaron de él:


"Sólo yo le atajé un penal a Pelé"



JOSE MARIA BELLO - EL PAÍS
Ahora ya ni álbum de figuritas hay, pero en sus tiempos, durante muchos años, la página que contenía las figuritas con los jugadores de Peñarol eran encabezadas por Luis María Maidana. En alguna oportunidad "hasta fui la sellada", nos dijo el ex arquero, hoy retirado de toda actividad. Está dedicado a la familia y a caminar por su barrio, Carrasco. Aprovechando esas caminatas se encontró con El País en la rambla, frente al Hotel Carrasco, reviviendo viejos tiempos.
—¿Qué diferencia hay entre un arquero de ahora y los de cuando usted jugaba?
—Antes era más difícil ser arquero porque entonces a uno lo peloteaban, ahora casi no tiran al arco. En mi época había tremendos equipos como Defensor, Rampla Juniors, Cerro, Danubio, que tenían grandes delanteros. Había que ver con la potencia que le pegaban a la pelota, cuando tiraban te hacían temblar.
El arquero es el puesto más específico que tiene el fútbol y tiene que ser ocupado por alguien que no mire el reloj a la hora de entrenar, que tenga buena vida y que sea capaz. En mi época terminaba la práctica y cuando la mayoría se iba a bañar yo me quedaba. ¡Y con qué nenes!: Míguez, Hohberg y Borges que tiraba los centros para que el "Cotorra" le pegara. Y el "Cordobés" me avisaba a que palo me la iba a mandar, y así durante una hora o más.
Ahora, en la pelota quieta, yo veo veinte jugadores adentro del área y el golero parado en la raya sin ver nada y a veces sin poder salir del arco, acá nadie patea de media distancia. A veces escucho decir que ahora los goleros no salen del arco y yo les preguntaría cómo se hace para salir del arco cuando adelante tienen una manifestación de jugadores.
—¿Usted no era de salir mucho?
—Yo salía, pero hubo una época en que como tenía zagueros muy altos adelante, no necesitaba hacerlo mucho. Estaban William Martínez y Cano, pero lo hice con zagueros más bajos como Davoine o Vanoli.
—¿William Martínez fue un fenómeno?
—Sin duda, fue uno de los zagueros más grandes que he visto en mi vida. Dominaba el área, tenía una ubicación bárbara, sabía salir jugando, en el mano a mano era impasable, marcaba igual con la pierna derecha que con la izquierda, cuando había que pegarle al balón lo hacía en forma maravillosa y por arriba ni le cuento. Era completo.
—¿Le gusta el fútbol actual?
—Que me perdonen los que están ahora pero no juegan nada, casi ni voy al fútbol porque me aburre. Acá hay jugadores que tienen edad de quinta y juegan en primera y además no hay jugadores de categoría.
Antes ni Peñarol ni Nacional ni la selección perdían en el estadio y ahora lo toman como algo normal, a mí me da vergüenza.
—¿Cuál puede ser la causa de que se juegue tan mal?
—Se trabaja muy mal en las divisiones juveniles. Estuve en Peñarol cinco años entrenando a los arqueros de inferiores y veía alarmado la falta de fundamentos que tenían los pibes y luego eso se refleja cuando llegan arriba. Acá no hay quien haga tres pases seguidos, a lo sumo hacen dos y el tercero va para el contrario que vuelve a hacer lo mismo, parece que estuvieran jugando al tenis.
—Sin ser un Mundial de selecciones, usted ha logrado casi todos los títulos.
—Gracias a Dios sí. Integré el equipo que ganó la primera Copa Libertadores y la primera Copa Intercontinental, fui suplente de Máspoli, que fue nada menos que el golero del último equipo uruguayo campeón del mundo, cosa que no se va a volver a repetir jamás y que me perdonen los muchachos que juegan ahora pero así lo pienso. Y además tuve como suplente a uno de los goleros más grandes de nuestro país: Ladislao Mazurkiewicz.
—Qué me dice de aquel equipo de Peñarol.
—Que era espectacular. Ese cuadro sí que tenía cinco delanteros que podían hacer un gol.
—¿Y de aquel Real Madrid del año 1960 que les ganó 5 a 0?
—Fue cinco años consecutivos campeón de Europa, con eso está todo dicho, era una máquina y pese a que nos hicieron cinco goles digo que perdimos mal porque empezamos complicados, se había lesionado Gonalves y para peor ya a los diez minutos estábamos perdiendo 2 a 0 con dos goles en contra, uno de Majewsky y otro de Salvador.
—Ese equipo de Peñarol que usted integró fue el mejor equipo aurinegro que vio.
—Hubo otro, el del 1949-1950, que fue tremendo también. Le voy a contar algo. Yo llegué al club en el año 1954 cuando estaba en el plantel principal la base del equipo campeón del mundo de 1950, Máspoli, Andrade, Juan Carlos González, Obdulio Varela, Schiaffino, Ghiggia, Míguez, Vidal e incluso yo llegué a concentrarme con ellos y la verdad que se me ponía la piel de gallina, temblaba.
—¿Usted los tuteaba?
—Está loco usted, ni se me hubiera ocurrido jamás. Era una relación de respeto total y el trato de usted y señor. Todo eso ha cambiado, ahora se ha perdido el respeto por todo.
—¿Cuál fue el mejor técnico que tuvo?
—Hugo Bagnulo. Era un gran cabalista pero quizás por haberse promocionado demasiado esa faceta de su vida se haya dejado de valorar lo que sabía de fútbol.
—¿Y de los jueces qué me dice?
—Que los de antes eran más "gayudos" (guapos). Ahora es más fácil porque arreglan todo a "tarjetazos" y en mi época el "Turco" Marino te hablaba al oído y te decía: "No te pases de revoluciones porque a la siguiente te vas a bañar", y vos te cuidabas porque sabías que te echaba de verdad.
A los de ahora los veo con poca personalidad, se equivocan demasiado y andan titubeando a la hora de cobrar y cuando se dan cuenta que metieron la pata cobran algo que no existió para el otro cuadro y así emparejan.
—¿Cuál fue el mejor jugador que vio?
—Pelé por robo, era completo. Tuve la suerte de tenerlo de contrario defendiendo yo a la selección y a Peñarol y después cuando fui a jugar a Palmeiras lo enfrenté en varias oportunidades por el campeonato paulista, fue sensacional.
Me hizo goles pero también le saque unos cuantos y tengo el orgullo de decir que el único arquero en el mundo que le atajó un penal fui yo. Fue por la Copa Libertadores en marzo de 1965 en aquel partido disputado en el estadio de Pacaembú que finalmente perdimos 5 a 4 luego de haber ido en desventaja 3 a 0.
—Usted también estaba en aquel recordado partido en Villa Belmiro contra Santos, cuando jugaron varios minutos con el partido terminado de antemano.
—Claro que estaba. En aquella oportunidad el juez era el chileno Carlos Robles, los brasileños tiraban de todo desde la tribuna y cuando una de las botellas le pegó a uno de los líneas, Robles dio por terminado el partido cuando faltaban 15 minutos y nosotros ganábamos 3 a 2; pero para poder salir vivos del estadio nos dijo que siguiéramos jugando hasta el final y así lo hicimos
En ese partido el "Pepe" Sacía hizo el tercer gol luego de haberle tirado un puñado de arena en la cara al arquero Gilmar. Esa la festejaron todos y luego cuando lo descubrió el juez en aquel recordado episodio con Santoro, que era el arquero de Independiente, lo quisieron crucificar.
—En el año 1965 usted fue partícipe de un episodio que a la postre determinó que se tuviera que ir de Peñarol. En ese momento se dijeron muchas cosas; se llegó a decir que todo había sido como consecuencia de que usted se había escapado de la concentración y había retornado ebrio. Usted nunca dio la versión oficial, lo que propició que se lo ajusticiara sin haberse defendido.
—Fue algo muy simple de lo que se ha hecho una gran película y es verdad lo dicho sobre mi silencio. Ahora, haciendo una retrospectiva de lo sucedido, pienso que fui un bobo porque debí haber hablado para aclarar el hecho. De lo que realmente acontecíó hay muchos testigos. Nosotros le habíamos ganado acá la revancha al Santos por la final de la Copa Libertadores 2 a 1 por lo que debíamos jugar el tercer partido en Buenos Aires. Luego del encuentro de acá fuimos a Los Aromos para cenar y quedar concentrados. Terminamos de comer y casi todo el mundo se fue para la cama, yo agarré el diario y fui a la cocina donde el cuidador de la concentración estaba arreglando la vajilla para el desayuno del otro día. En determinado momento apareció Roque Máspoli y me preguntó qué estaba haciendo, a lo que le respondí que como no tenía sueño estaba leyendo el diario allí para no molestar a los demás, pero que en un ratito me iba a dormir; Roque se fue y a los cinco minutos llegó el profesor Langlade y me hizo la misma pregunta, a lo que le respondí de la misma manera, pero él me habló con prepotencia, a lo que yo le manifesté que no estaba haciendo nada malo por lo que no merecía que me hablara de esa manera. Me respondió que si no me iba a dormir que me fuera ya para mi casa y como a mí nunca me gustó que me trataran de esa forma le pedí a Julio, el casero, que me llamara un taxi que me iba para casa y así lo hice, pese a que todos los compañeros se levantaron para pedirme que me quedara.
Al otro día me citaron los dirigentes en el club, les conté lo sucedido y me pidieron que fuera a concentrar, a lo que me negué: "Como voy a ir a un lugar de donde me echaron", les dije. Yo quería jugar ese partido e incluso le dije al presidente Guelfi que me trajera una cama a la sede que yo me quedaba concentrado ahí, pero con Langlade no.
Yo creo que esa situación era de fácil solución, pero Roque, que en paz descanse, no se la jugó por mí porque era muy amigo de Langlade.
—¿Por qué no está trabajando más en Peñarol?
—Es una cosa algo rara. Estuve cinco años entrenando arqueros juveniles, por allí pasaron Flores, De Agustini, Elduayen, De León que ahora está en Fénix, Obelar y algunos otros más.
En determinado momento decidí pedir un aumento de sueldo porque ganaba poco en relación a las horas que le dedicaba al club. Yo iba a entrenar de lunes a viernes y el sábado y domingo tenía que acompañarlos a los partidos. No había descanso, tenía 16 arqueros y lloviendo o con fuertes vientos había que entrenar igual porque los partidos se juegan en esas condiciones y los arqueros tienen que estar preparados para todo.
En esa época el coordinador de las divisionales juveniles era Pablo Forlán y hablé con él para pedirle un aumento, me dijo que se lo iba a plantear a los dirigentes pero terminó la temporada sin que me hubieran contestado. A la temporada siguiente me va a buscar Forlán de nuevo. Allí le aclaré las cosas y le dije que si no me daban un aumento me quedaba en mi casa a lo que me respondió que no había problema, que fuera a trabajar que él me solucionaba el asunto y así hice. Pasaron tres meses y lo encaré nuevamente y me dijo que esperara, y ahí mismo agarré mis cositas y me fui para casa, no me fue sincero.

Trayectoria: Tabaré de Piriápolis, Peñarol (14 años), Palmeiras (4 años); Cerro y después de 4 años sin jugar, a los 40 fue a Colón. Dirigió a Tabaré de Piriápolis.
Títulos: Integró el equipo aurinegro que obtuvo el primer quinquenio (1958-1962). Fue además, con Peñarol, campeón uruguayo en 1954, 1964 y 1965; campeón de la Copa Libertadores de América (1960 y 1961), y campeón de la Copa Intercontinental (1961).
Mundiales: Estuvo en el de Chile en 1962 y jugó en las eliminatorias para México en 1970.



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